lunes, 23 de enero de 2012

El arte de escuchar

No les ha sucedido que están contando algo personal ya sea un problema o una experiencia o dando algún comentario y el interlocutor interrumpe para hablar de su problema, el clásico "...y a mi lo que me paso" o "...peor lo que me pasó a mi". Hoy por hoy, a pesar de la invasión de información y medios de comunicación, redes sociales, celudares, etc, la gente no se escucha, las conversaciones pasan hacer monólogos o una especie de concurso de quien habla más o le paso más cosas. Por eso escuchar es un arte del cual carecen muchas personas, cuando uno encuentra una persona con la que se puede dialagar se siente a gusto aunque tengan pareceres diferentes, el intercambio de ideas, impresiones o pesares nos enriquece, nos contiene, además mejora las relaciones sociales. Quien escucha participa, mantiene la mente abierta sin prejuicios, sin sentirse obligado a pensar igual, pero si a tener respeto por el sentir del otro, para ello se requiere empatia, es decir ponerse en el lugar del otro. Dicho asi parece algo muy díficil, sin embargo sólo requiere interés en la otra persona, claro está que puede darse el caso que no nos interese para nada lo que el otro diga y en ese caso ya no puede existir empatia. No sé si es el caso del lector que sólo sabe hablar de si mismo o por el contrario siente que le cuesta ser escuchado, sea como fuere ¿porque no comenzar por uno mismo? Se escucha con los gestos, con la mirada, todo el cuerpo habla. Recuerde: no se escucha cuando sólo nos desesperamos por hablar nosotros, cuando no se aporta nada positivo, cuando se menosprecia costumbres o creencias, cuando se pregunta con insistencia sobre cuestiones intimas de otra persona. Resulta positivo preguntarse con sinceridad ¿me escucho o escuho? ¿cuál es mi postura ante la escuha y el diálogo? Con esta entrada no pretendo dar cátedra de nada, simplemente tomar conciencia de la necesidad de lograr escuchar y ser escuchados, como un derecho y un deber de una sociedad que se precie de tal.